Estar en la naturaleza y cuidar de la tierra es parte de la herencia latina que muchos desconocen. Desde el acceso históricamente limitado a los parques, hasta los obstáculos actuales como letreros monolingües, hacen que a menudo los latinos no sean considerados conservacionistas.
Es una de las razones por la que me uní al Consejo de Liderazgo Hispano para la Conservación (Hispanic Conservation Leadership Council) y por las que creo en el poder de mi voz dentro del ámbito “ambientalista”, aun cuando me toca alzar la voz sola.
La Semana de la Conservación Latina se creó hace una década por la Hispanic Access Foundation en asociación con el Servicio de Parques Nacionales para incentivar a la comunidad a disfrutar de actividades al aire libre y unirse a los esfuerzos para proteger nuestros recursos naturales.
Este año para la Semana de la Conservación Latina hago un llamado a mi comunidad, y a todos en el estado, para que apoyemos la creación del Monumento Nacional del Gran Cañón Baaj Nwaavjo I’tah Kukveni.
Más allá de la conexión espiritual y religiosa de mi cultura con la naturaleza y la creación, era el lugar donde vacacionaba con mi familia, a pesar del miedo a viajar que muchos inmigrantes viven.
Es un lugar que une a las personas de diferentes culturas y experiencias de vida por lo que debe ser salvaguardado para futuras generaciones.
Aunque pasé muchos años de mi niñez visitando el Cañón, no fue hasta hace unos años que hice senderismo hasta llegar a la base. Aunque soy una persona que disfruta acampar y hacer senderismo, fue una de las caminatas más difíciles que he hecho.
Muchas personas no saben que la región del Gran Cañón corre el riesgo de sufrir por la actividad industrial dañina. Las operaciones mineras no solo amenazan la integridad de este paisaje hermoso y el hogar ancestral y actual de varias tribus, sino que pone en grave riesgo la cuenca hidrográfica de la que dependen comunidades en todo el estado.
Se sabe que los químicos tóxicos que se usan en estas operaciones contaminan las fuentes de agua. A medida que se seca el río Colorado, aumentará la concentración de los contaminantes en el agua, incrementando a su vez la toxicidad.
Aunque debemos recordar que la degradación ambiental afecta desproporcionadamente a las comunidades latinas e indígenas, es un riesgo que también afecta el bienestar colectivo. Sé que no todo el mundo disfruta de las actividades al aire libre como yo, pero me rompe el corazón cada vez que escucho a la comunidad latina decir que acampar y hacer senderismo no son parte de nuestra cultura.
Nuestros ancestros tienen una profunda conexión con la naturaleza y lo que nos provee. Visitar al Gran Cañón me recuerda que no solo podemos disfrutar de estas tierras, sino que tenemos que cuidar de ellas también.
Para mí, proteger esta región es honrar el legado de respeto que mi cultura profesa por la tierra al tomar pasos concretos para que exista en el futuro. Proteger el Gran Cañón significa preservar nuestro patrimonio cultural y ambiental en común, y procurar que las próximas generaciones puedan experimentar su profunda belleza y significado cultural.
Me enorgullece unirme a los líderes tribales para instar al presidente Joe Biden que designe la creación del Monumento Nacional del Gran Cañón Baaj Nwaavjo I’tah Kukveni y le pido a todos los residentes de Arizona que hagan lo mismo.